La mudanza de un país de 4 estaciones a uno de clima tropical en 1973, representó una experiencia de vida nueva y, en la práctica de la arquitectura, implicó adaptarse a la nueva realidad. El contacto con las costumbres y hábitos de la nueva vida que nos acogía, así como la arquitectura tradicional encontrada, indicaban que nuestra metodología de concepción de edificios debería modificarse para incorporar ese nuevo mundo con su clima y vivencias.
Se trataba de diseñar un espacio de confort y calidad de vida para las contingencias de la latitud tropical, pero sin abandonar el objetivo estético y plástico del espacio arquitectónico como una experiencia multisensorial, (en The Eyes of the Skin. Architecture of the Senses, Juhani Pallasmaa, John Wiley and Sons, Londres, 2005).
La luz existe, y es materia para el espacio arquitectónico cuando aparece su contraparte, la sombra. Mirando al cielo azul no se aprecian distancias, hasta que aparece una nube, o una referencia que la luz destaca. La luz es sujeto de interés arquitectónico por cuanto ella define y caracteriza un espacio, para lo cual se requiere de la sombra. Es decir que la luz es del dominio de la arquitectura cuando aparece con la sombra, o sea que ni la luz, ni la sombra, aisladas, “existen” para la arquitectura.
Cuando la sombra asombra
Formado en la racionalidad del cartesiano “pienso, luego existo”, he incorporado el ambiental, existencial y arquitectónico “estoy, luego soy”, porque en el trópico la iluminación de la razón conduce a proponer la sombra para el bienestar, que es más acorde con las vivencias de la tropicalidad. (Tropical Architecture, Critical Regionalism in the Age of Globalization, editado por Alexander Tzonis, Liane Lefaivre, Bruno Stagno, Wiley-Academy, Londres, 2001).
El clima tropical de sol lluvia, temperatura y permanente contacto con una vegetación exuberante y la brisa de aire espeso de humedad y olores y que lleva mensajes, se convirtieron en datos duros para la concepción arquitectónica. Era necesario sensibilizarse a esas variables. Fue imperativo la búsqueda del bienestar. Es decir el estar-bien, que es ese sentimiento de equilibrio entre cuerpo y aire, que conduce al reposo del espíritu. Y esto se convirtió en un objetivo primordial del diseño.
Entonces se debía sumar ese objetivo a los ya conocidos valores estéticos y emociones plásticas del espacio arquitectónico, para cumplir y materializar la experiencia de calidad de vida de los moradores. Este objetivo se convierte en un desafío para el arquitecto.
Cuando el sol arrecia, la sombra apacigua
En el clima tropical la sombra es necesaria para el bienestar y en el oficio del diseño es la contraparte de la luz. Ambas van juntas y cada una aporta lo que le toca. Al enfatizar la sombra llegamos a entender la importancia de la penumbra en los espacios, como una condición apropiada del espacio de la arquitectura tropical. La penumbra es una niebla fresca que llena el vacío, que envuelve a los moradores y los acoge luego de su encandilamiento externo. Ella participa en la creación de la particular atmósfera para el bienestar en los edificios.
Si bien el arquitecto puede, con el trabajo de la luz acompañada de la sombra, evidenciar la espacialidad de los volúmenes y los planos para caracterizar el espacio arquitectónico, el control de la luz exterior resulta importante en la arquitectura para la latitud tropical.
Si el espacio en penumbra es música muda, entonces la luz es sonido y la sombra silencio
La sombra existe cuando la luz se encuentra con un sólido. La sombra con la luz, hermanadas, califican el espacio, y le aportan carácter y sentido. Lo ensalzan, provocando estímulos que superan la realidad material y métrica hasta lograr “l’espace indicible”, que mencionaba Le Corbusier. Con la luz y los sólidos diseñamos la sombra perceptible.
“En el trópico, resulta particularmente interesante concebir el espacio arquitectónico mediante el énfasis en el manejo de la sombra, más que de la luz, pues en esta latitud es la sombra, la que alumbra la vida, y es ella la que reúne y promueve las vivencias y los encuentros, ya que la luz, por su intensidad y calor excesivo, incomoda”. (Ciudades Tropicales Sostenibles, Pistas para su Diseño; autores Bruno Stagno y Jimena Ugarte, Instituto de Arquitectura Tropical, Costa Rica, 2006)
Si la sombra acaricia el bienestar, la luz tropical lo maltrata
Dominar el diseño de la sombra en la arquitectura para la latitud tropical se vuelve tarea esencial en el oficio del arquitecto y esto lo conduce a concebir edificios con elementos en sus fachadas, como los sólidos de sombra, para frenar el ingreso de la luz y mantener vidrios y paredes frescas. Ya sea dejando la luz fuera o tamizándola. Así el aire refrescado entra y se reduce el uso o, se elimina la climatización artificial. La vegetación circundante, incorporada al proyecto, ayuda a atenuar la luz y lograr la penumbra fresca.
Pero la sombra no solo aporta la penumbra interior y el bienestar, además en el diseño plástico del espacio la sombra, con su hermana la luz, enfatiza los materiales y les otorga su tactilidad. Ella resalta la voluntad de ser de los materiales con texturas, de sus ondulaciones, de las canterías, agregando materialidad y peso a las superficies. La sombra define esquinas, planos, ángulos, aristas, retranqueos y desfases entre paredes y cielos rasos. Da corporeidad. La sombra aporta la materialidad de la obra construida, mientras que la luz la desvanece y da profundidad.
Una Arquitectura a la Luz de la Sombra
Una arquitectura a la luz de la sombra, no es un juego de palabras, es la síntesis de una arquitectura que valora el espacio plástico multisensorial y estético y además aporta la penumbra para el bienestar de las personas. Porque sombra y penumbra son esenciales para el diseño de la arquitectura para la altitud tropical.
*Una Arquitectura a la Luz de la Sombra, concepto de creación arquitectónica presentado en ponencia por Bruno Stagno en 1° Encuentro de Arquitectura y Urbanismo Tropical, 1998 y publicado en Tropical Architecture, Critical Regionalism in the Age of Globalization, editado por Alexander Tzonis, Liane Lefaivre, Bruno Stagno, Wiley-Academy, Londres, 2001 y en las memorias del 1° Encuentro de Arquitectura y Urbanismo Tropical editadas por Jimena Ugarte. Actividad internacional organizada por el Instituto de Arquitectura Tropical, San José, Costa Rica. 2008. Editado y actualizado para este artículo.